Donde todo prende y de sentido carece, cuando el aire se siente recorrer
por cada rincón y el susurro del viento surca a través de las ramas de los árboles.
Se ladean, se vuelven del mismo color, de la misma sensación.
De ese torbellino aniquilador de sonidos intranquilos y melodías que te atrapan
hasta sentir el pulso acelerándose y desvaneciéndose,
fundido en un tu, fundido en un yo.
En palabras que vienen y van, en silencios plenos.
Y me voy, me voy, me silencio, miro y siento.
El no estar, el no despertar, el recorrido de los sentidos al fin liberados.
Pone sus manos al volante, las vibraciones recorriendo de sus dedos a sus manos.
El sonido del motor acelerándose, y la música, la música pincelando un momento.
Un momento de cabezas pensativas que se disparan en imágenes y se van lejos.
Y me voy, me voy, me silencio, te miro y siento.
Un tu y yo. Aquí y ahora. En este no-lugar.
Perfectamente imperfecto.
Ainara.
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