Y respirar de tu boca el aire que exhalas,
para anular mi ira en tu tranquilidad.
Vencer los miedos que me atrapan,
canalizando tu pausada respiración en mi acelerada desesperación.
Al compás, al unisono de un sistema perfectamente cuadrado;
donde mis días grises se funden con el color de tus ojos.
Y tus días de tormenta se derriten con el calor de mi cuerpo.
Ainara.
Gracias, te quiero.
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