Pleno

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Sentirse bien.

Sentirse bien cuando hay esos pequeños gestos que demuestran que no eres invisible. 
Cuando tus oídos son de esos pocos privilegiados de buenas nuevas exclusivas. 
Si hay algo que valoro de las personas que me importan es que me tengan en cuenta, aunque sea de la forma más insignificante. El lema de: los pequeños detalles marcan la diferencia. Esas cosas que hacerlas no supone un sacrificio, esas que no hacerlas no implicaría nada. Pero el hecho de que existan es lo que las convierte en especiales.

Y así de especial me siento cuando esas personas que casi siempre están tras un muro, deciden hacerme cómplice de asuntos importantes, turbios, alegres, personales. Deciden entreabrir su mundo para que asome y vea. Compartir. Complicidad. Sinceridad. Una confianza, un poco de fe, creer de alguna forma y demostrar que al hacerlo te conviertes en una parte clave, importante. 
Unos ojos que no pasan desapercibidos, los gestos, sentarse y contemplar. 
Gente que camina despreocupada, otros que sostienen los nervios tras un puño de acero. 
Personas que a penas consiguen mantener un equilibrio. 
Gente risueña, personas que desprenden seguridad a cada paso que dan. 
Dubitativas, impasibles, sensitivas, personalidades de cristal. 

Empaparme del aire que me envuelve, absorber todos y cada uno de las cualidades que hacen de una ser único. Ver sin ver de verdad, pero sobretodo sin hacerse notar.
Aprender de cada uno, rectificar, plantarse sobre suelo firme, y caminar. 
Atreverse a entrar. Las caídas están aseguradas, pero también las manos para tirar y levantar. 

Arriesgarse nunca fue un mejor plan. 

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