No suelo ser una persona que se canse de luchar, ni tiro la toalla a la primera de cambio, aunque vea las cosas muy difíciles y reciba miles de palos que me impidan avanzar, no son motivo suficiente para detenerme.
Sin embargo, creo que hay veces que es mejor resignarse, darse por vencido y saber que por mucho que se trate de conseguir algo ese algo no es para mí. Me cuesta mucho llegar a esa conclusión. Sobretodo hacerse a la idea creo que es la tarea mas complicada que existe, pero una vez que llegas a ese punto, mas vale una retirada antes de que tan solo queden pedazos de mí esparcidos en un espacio de tiempo y soledad.
Quiero permanecer entera, aunque me reviente por dentro y me hierva la sangre. Saber que no puedo competir ante semejantes bellezas, que no tengo nada a hacer al revolotear miles de musas alrededor. Soñé y esta bien, pero ha llegado la hora de poner los pies en el suelo, volver a la tierra y caminar firme, sin dejarme llevar por ilusiones absurdas que chocan con las emociones que poco a poco me devoran. Pensé que era mucho mas fuerte que todo esto, que era grande y poderosa. Mentira, falsedad y anhelos en vano. Que no es justo, que no hay derecho, que... ya, ya lo sé. ¿y qué? Cuándo a importado eso?
No soy una diosa, no tengo ese poder, no puedo hacer entender, aunque sepa que hay caminos equivocados que llevan a la perdición. Yo no tengo tal derecho.
Tengo que empezar a conformarme, en vez de exigir mas y mas. Lo que viene no me gusta y lo difícil me fascina. Pero quien me hiere... no debería formar parte de mi vida. No tienen ningún derecho a irrumpirme de esta forma, y sin embargo soy yo, la única culpable de tal desdicha. Mi mundo se derrumba y a ti te da igual. Palabras que vienen y van y se pasean por unos oídos sordos que tan sólo escuchan el hilo de su propia voz.
- ¿Qué te duele? pues será mejor no vernos -... grandes palabras, que gran solución, cuanta importancia tengo yo en tu corazón.
Ainara.
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