Tenía miles de historias que contar, ganas de compartir.
Quizás esa forma de sentir, la vuelta del frescor matinal,
de esa chaqueta que nunca está de más.
Tenía ganas de describir el sonido de las hojas al crujir,
tras pisadas de botas marrones de nuevo enfundadas.
Tenía ganas de percibir el olor a humedad
y luz tenue casi tirando a oscuridad.
De sentir el calor de la manta bajo su piel.
De tardes de lluvia, películas y tranquilidad.
De silencios rotos por el ruido de las gotas al golpear el cristal.
De esas cosas pequeñas. De los encantos de este temporal.
La música que lo acompaña, melodías suaves.
Un otoño sin más, un otoño con su magia especial.
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