Se paraliza el tiempo y el oxigeno lentamente disminuye.
Se acorta la distancia del espacio próximo
que nos une en una misma habitación.
que nos une en una misma habitación.
Los sentidos se disparan, las miradas rehuyen
a la sensación que anida de lo mas profundo
y trepa hasta salirse por los poros de la piel.
Se canaliza la respiración en un vaivén entre cortado
de caricias imposibles que deseadas se imaginan sin parar.
Las piernas tiemblan, el cuerpo entero se balancea
en un estado de catarsis incontrolado.
El sudor, el color sonrosado que ahora siento en las mejillas.
Las ganas de acariciar suavemente cada recóndito rincón
que me estremece de su piel.
Sentir el aroma que desprende y el cosquilleo
que se prende de un quiero y no puedo demasiado tentador.
Permaneceré soñando cada maldita vez
que la casualidad vuelva a hacer de las suyas.
Seguiré torciendo la mirada y quedándome embobada,
cuando sus ojos no me miren y su ausencia
se despida lentamente de este espacio tiempo aniquilador.
Seguiré buscando excusas baratas para subir y bajar,
y hacer de esa casualidad una lotería continua
de un tal vez hoy si, hoy pueda ser uno de esos días
donde la suerte me sonría
y me compensa con su presencia una vez más.
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