Toques de atención

No hay comentarios:
Hoy es un día de esos en los que no sé muy bien sobre que escribir, sólo sé que me lo pide el cuerpo. Que lo necesito, sin más. Tampoco tengo ganas de dejarme llevar como todas esas otras veces, así que en estos casos recurro al diario modo on, ya que el verdadero lo tengo muy abandonado.

A veces pasa que cuando tienes la mente totalmente ocupada en un solo pensamiento y casi todo ronda entorno a eso, por más que tratas de rehuir el tema, distrayéndote de alguna forma, o a veces te das por vencido y que sea lo que tenga que ser. A mi me ocurre que llegan los que yo llamo, toques de atención. Es como algo exterior que supera con creces lo que ocupa tu mente, algo que te hace bajar de golpe y poner los pies en el suelo. Como cuando dicen que los golpes en el dedo meñique del pie, son avisos de que quizás no lo estas haciendo tan bien como piensas. Algo así.

Hace unos días estaba tumbada en la cama, tratando de que mis ojos y todo mi cuerpo cediera al sueño, cuando escuchaba de fondo como el gemido / llanto de un niño, al principio pensé que se trataba de los vecinos de arriba, y seguí con la lucha sueño vs. calor. Volví a escuchar el mismo gemido algo más intenso, y prolongado, y entonces supe que no era un niño, era un gato. Venía de la calle, pero seguí tumbada en la cama dando vueltas. Hasta que escuche a dos gatos pelearse. Y entonces caí, era en mi casa, en el balcón. Corrí hasta allí, estaba mi gata en la ventana bufando y muy nerviosa. En la barandilla del balcón colgaba el otro gato, un gato que es el triple de grande que el mio. Y entonces cayó, escuche el sonido del golpe al chocar contra las piedras del patio de abajo. Me asomé, estaba muy oscuro, pero al rato pude ver que estaba bien. Me molestó que mi gata fuese tan anti sociable, pero sin más, no le hice mayor caso, me fuí a dormir.

Al día siguiente mi gata no podía abrir un ojo, el sofá estaba manchado de sangre, y en el suelo de la galería habían uñas. El ojo le supuraba mucho, cojeaba de una pata, ni comió ni bebió en todo el día. Tiene un hematoma en el ojo seguramente de un arañazo del otro gato, la pata sigue sin poderla apoyar, por suerte no está rota, pero se llevó un buen golpe. Ahora lleva unos días tirada en un sillón, a penas se levanta, esta bastante pocha. Toques de atención que no tienen nada que ver con lo que inunda en tu cabeza, algo que te hace desviar totalmente la atención. A mi estas cosas me hacen sentir impotente, soy de esas que piensa que a mi y a todo el que me rodea, no le puede pasar nada malo. Que ingenua ¿verdad?

Están siendo unos días de pensar lo mínimo, trato de distraerme con cualquier cosa, por muy absurda que parezca. Evito todo eso que me pueda hacer daño de alguna forma, por mínima que sea. No estoy preparada para enfrentarme a según que, aunque a veces me haga la dura. Aunque también es verdad que cabreada es mucho más fácil enfocar las cosas de otra manera, y sobrellevarlo mejor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario