Tengo miles de temas en la cabeza en los que centrarme, dedicarle unas palabras un texto corto o a veces algo más extenso. Escribir, quizás se podría considerar que es una de esas cosas que más me gusta hacer. Que forma parte de mi, que es una especie de canalización de sensaciones. Incluso puede consierarse una terapia. Me gusta hablar de cualquier cosa, de cualquier detalle insgnificante que para mi tenga alguna especie de sentido. Darle forma a lo que se maquina dentro de mi cabeza.
Sin duda cuanto más disfruto escribiendo, es cuando dejo que las palabras fluyan solas, sigan un torrente de melodia sinfónica. Sin preocuparme de incoherencias verbales, dejo que mis dedos sean guiados por cada pensamiento que fluctua a traves del cerebro. Es increible, dejar que la mente se llene de cada uno de los sonidos de la letra que vendrá a continuación. El placer de escribir por escribir, a veces sin una finalidad en concreto, otras con una idea fija que va adquiriendo su sentido. Cuando evito tachones, borrones y darle tantas vueltas a sonidos que tal vez no conectan. Dejarlo tal cual, esa primera idea que se posa tras la vocecita del subconsciente y dicta lo siguiente que vendrá.
A veces sucede en un silencio, si consiguiera grabar cada una de las frases que aparecen por mi memoria, a traves de los recuerdos, de las vivencias, si lograse de alguna forma guardar todo eso y plasmarlo de algún modo, y es que a veces necesito entenderme, leerme y saber interpretar cada una de las cosas que trato de expresar. No es tan fácil, no siempre digo lo que parece, a veces soy demasiado superficial, rozo con la yema de los dedos algo que se intuye pero que no es del todo cierto. A veces me dejo llevar de tal modo que pierdo el norte, en mi mente es frio y en tus ojos calor. Eso me sucede en el día a día, no soy como a veces aparento ser. A veces la gélida distancia se posa sobre mi piel, pero en el fondo de ese envoltorio el calor aflora de forma viva y tenaz.
¿Una máscara tal vez?
No, yo soy así.
Soy lo que ves y lo que no.
A mi me gustan las personas imprevisibles, de esas personas que sorpenden gratamente, y te hacen querer más y más.
Últimamente saco a la luz todo eso que he guardado por precuación, por no molestar, por no... por esta tontería que me invade en ocasiones quizá demasiado.
Que queréis que os diga, le estoy cogiendo el gustillo a ser más directa, a llamar a las cosas por su nombre, a decir lo que quiero y lo que me apetece. Y si, me siento más segura.
Sin duda, mucho mejor.
Las mascaras se usan para esconder algo, para evitar que algo sea reconocido, para no mostrar algo, para guardar un secreto, para disfrazarse, para fingir ser otra persona.
ResponderEliminarCreo que casi todos llevamos mascaras, algunas tan pegadas que no puedes saber donde empieza la cara y donde termina la mascara.