A veces bajo piel temblorosa tras descubrimientos poco agradables, deseo transportarme y sumergirme bajo duchas de agua fría capaz de congelar cada uno de esos motivos por los que sentirme extraña dentro de mi propio cuerpo.

Vivir sin remordimientos, sin que una parte de tu conciencia se retuerza tras algo de lo que puedes llegar a arrepentirte. Conozco a una persona que siempre ha hecho lo que ha querido, que ha vivido como ha querido, que sus planes han sido única y exclusivamente para su propio beneficio, sin que llegara a acecharle un poco de sentido común, de empatía, de solidaridad, honestidad lo que sea, una persona a la que jamás me quiero parecer y que me tachó a mi siempre, siempre de egoísta.
Tal vez tuviera razón, en la vida a veces tienes que ser egoísta y no anteponer siempre el bienestar ajeno antes que el tuyo. Así de egoísta soy. Pero jamás haré algo que no quiera para mi. Ser honesto, cuestión de principios. Recuerdo que hubo un tiempo en que odiaba los principios. Pero de aquello hace ya demasiado...
Sigo en la linea bien dibujada, camino consciente, respiro y me libero.
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