Inoportuno.

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Parece que las casualidades llegan justo cuando menos esperas que lo hagan. Que el destello que irradio lo hace a través de distancias temporales y de lugar. Cuando parece ser que los planetas se alinean, y empiezan a surgir todas esas cosas que en un pasado hubieran estado genial. Pero no ahora. No lo hicieron, y deciden perturbar en momentos de lo menos apropiado. Cuando tu cabeza y tu mirada tienen la vista puesta hacia otro lado bastante lejos de un aquí cercano. 

Crece la duda entre lo correcto y lo que no. En esperar imposibles o en apostar por nuevos retos. Quedan las pocas ganas de empezar de cero, o las muchas ganas de seguir extasiada observando algo que a mi mirada le encanta. Unos ojos curiosos que rehuyen en momentos de intensa observación.

Y al parecer la oscuridad turbia en realidad es más clara de lo que uno se percata. Apetece o no. Si realmente fuera así de sencillo, no existirían esos momentos de duda existencial. En seguir tras vahos de humo y leve esperanza, o aceptar puertas que se abren sin previo aviso y sin apenas haberlo exigido. 

No se me dan bien estas cosas. Soy de las que se empeña en algo y sigo aferrada a mis ideas hasta alcanzar la mayor meta o hasta que deja de llamar mi atención. Es curioso lo poco que me cuesta cansarme de los pasatiempos momentáneos y lo mucho que me cuesta tirar la toalla cuando algo me interesa de verdad.

¿Pero que se puede esperar de una Capricornio con ascendente Géminis?

Aunque hayan cosas que me parecen de lo más elogiadoras.
¿Para qué voy a invertir mi tiempo en cortinas de humo que no me transmiten nada, 
habiendo unos ojos curiosos que en ocasiones me devoran y me hacen temblar?
Tal vez en otra ocasión.

Lo siento, pero la chica de la sonrisa eterna no se conforma con cualquier cosa.

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