Que me duela todo tanto y en el fondo saber que en realidad no merece la pena. Pero aun así inevitable dañar un poco el ego.
Yo no sé si habéis sentido nunca una crisis de ansiedad, pero yo estoy harta ya de encontrarme en estos puntos de no tener ya ganas de nada, de que me falte el aire en los pulmones, de sentir el nudo rasgado en la garganta, las ganas de llorar. De que me duela tanto el coco. De despertarme gritando como si se fuera a acabar el mundo. De sentirme mal.
Desisto, decido vivir en mi ignorancia, decido hacerlo. Y salir de este juego tan patético. Decido decidir yo. Hacer lo que me apetezca como me apetezca porque me apetezca, poniendo esa barrera de cristal blindado que nadie pueda romper. Voy a ser egoísta a pensar en mi. En atender únicamente todo aquello que me pueda aportar algo positivo. Paso de tonterías, de los pájaros en la cabeza, paso de dudas, de confusión. Paso de saber más de lo que en realidad quiero saber.
Voy a vivir.
Voy a divertirme. Sin pensar en consecuencias.
Voy a aprovechar todas las oportunidades que se me presenten.
Voy a dejar de ser tan correcta, porque siendo así no me ha aportado nada bueno.
Voy a ser yo misma, a dejarme llevar aunque se me vaya la cabeza, voy a dejar de pensar tanto en lo que hago y digo, y dejar de preocuparme por lo que piensen los demás. Hacerlo sin más.
El que quiera todo eso, perfecto. El que quiera amargarme la existencia ya sabe donde esta la puerta.
Buenos días señores.
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