En el límite.

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Viernes; no se si alegrarme o deprimirme. 

Seguramente si hubiera seguido con una semana laboral tan intensa como esta, tarde o temprano hubieran rodado cabezas. Fin de semana, parón, renovarse un poco, coger fuerzas y volver a comenzar. Alegrarse al menos porque mañana no estoy de guardia, y no me toca madrugar. Des-alegrarse porque seguramente como cada maldito día a las 6 de la mañana, mis ojos decidan abrirse y no cerrarse más.

Saturada, no puedo mais, tanto egoísmo, tanta jeta, tanto descontrol, y una paciencia que empieza a desbordarse por momentos. Suelo ser una persona muy japi, en mi mundo de sonrisas, piruletas y demás. La gente me ve y dice, bah, no ha roto un plato en su vida. ¿Pero sabéis? la gente como yo somos de lo peor. Porque la gente que demuestra su enfado, su momento de ira, sus quejas y esas cosas, ya sabes por donde te van a salir. El problema es que conmigo, nunca se sabe. Lo mismo te sonrío y me lo tomo a broma, lo mismo te hago la cruz y voy directa a la yugular. Es difícil llegar a ese extremo, pero no imposible. Me mantengo bastante bien, y se guardar las apariencias, por el momento... 

Respira, cuenta hasta diez, y ya. Es un sabio consejo.

Ya, ya sé, no debería hablar de cosas feas. 

Debo jugar al juego de "Sería estupendo que..."

Sería estupendo que este fuera un buen fin de semana.
Sería estupendo que la semana que viene fuera muy tranquila. 
Sería estupendo que soñara cosas bonitas.
Sería estupendo que hiciera sol.
Sería estupendo que...


Serían estupendas tantas cosas...

Siempre puedo llamar a Lola!

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