En ocasiones, me estanco. En ocasiones, desparezco.
En ocasiones me recreo reviviendo situaciones, sensaciones y momentos.
Me tiemblan los pocos pensamientos que anidan en mi cabeza, nerviosos rebuscan su sitio de calma,su sitio ideal.
La presencia de unos sonidos de respiración constante y tenue, me desvelan de este sueño embriagador de sabor tan dulce. Confusa bebo un sorbo de fanática realidad al descubrir que lo imposible no existe. Aquello que anhelaba desde la lejanía del horizonte casi imperceptible al ojo humano. Ahora está aquí, delante de mí.
No, no puedo torcer la mirada y perderme un segundo sin contemplar sus magníficas facciones. No, no puedo evitar tratar de adivinar que se esconde tras esos ojos que a veces nerviosos esquivan la mirada.
Me encanta sentir sus manos rozando mi cuerpo, acariciando cada centímetro de piel. Recorriendo una y otra vez cada rincón de mi ser. Que sus labios permanezcan tan cerca de los míos que sin tocarse se puedan notar, cada vez más y más cerca... pero, eso es tan sólo una ímfima parte... podría pasarme tanto rato detallando cada gesto y cada trato que me llevan a la deriva de mis propias emociones, que seguramente no quedaría espacio para una entrada más, en todo lo que aun no ha empezado de 2012.
Prefiero un silencio, un silencio que diga mucho más de lo que unas cuantas palabras bien sonantes puedan transmitir. Y es que el silencio... el silencio puede ser tan tentador...
Ainara.
A mi, ya lo sabes, el silencio me estresa. ;)
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