Glucosa en Sangre.

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Empalagosa, como la foto, empalagosa, tanto, que ni me reconozco.
Dosis que alimentan un sistema referencial de desdichas y desilusiones que se repiten y se vuelven a repetir.
Circulo vicioso de azúcar que recorre mis venas y arterias.
Aires que no me corresponden y sin embargo se atreven a rozarme. Aires que se entregan y se esfuman sin avisar.

Ilusiones que irrumpen como tantas otras veces, ilusiones que acabarán por romperme.
Ahora que sé, ahora que miro y observo y que me atrevo a decir basta. La debilidad, dice; hola!

Horas de un reloj interminables, semanas que pasan volando, sábados y domingos que no terminan nunca, ¿cómo se puede odiar tanto?, ¿cómo se puede detestar tanto un camino tan largo?
Esfuerzos que valen o no valen la pena, horas en vano que se van por donde han llegado. Silencios entrecortados que mucho parecen y poco se atreven a decir. Y es que ya no estoy para tratar de adivinar, o es o no es, pero a medias; no. Ya no mas. No quiero jugar.

Endulzarme o no... esa es la cuestión.


Ainara.

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