No puedo evitar sonreír cuando pienso en volver a escribir.
Cuando siento que lo necesito casi como aire para respirar, esa forma de dejarse llevar. De perder por unos instantes todo contacto con la realidad.
A veces siento que tengo tantas cosas por decir y sin embargo la nada más absoluta. Y pasan los días, los meses y sigue esa nada invadiendo cada hueco en blanco de los días pasados.
Escribe, escribe donde, cuando y de la forma que sea. Escribe en tu cabeza, en las notas de audio, en las paredes, en los recuerdos o en lo que aún está por llegar. Escribe y no dejes de hacerlo jamás. Me susurra esa voz interior que no cesa de hablar, a veces lento y muy bajito. A veces nerviosa, escupe sus ideas y me inunda la cabeza de nuevos propósitos que quedan en esa lista interminable de cosas por hacer.
Lo que se quiere hacer y se deja siempre para el final.
A veces pienso que esto es como un buen postre. Pero los buenos postres deberían comerse al principio cuando el hambre nos devora desde el interior. Y sin embargo como todas las cosas buenas siempre se deja para el final.
¿Pero… y si ese final nunca llega?
de ahí eso de… No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Y yo digo… escribe, escribe donde, cuando y de la forma que sea, pero escribe!
Espero el siguiente post! Escribe!!!
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