En hacer, y pensar menos, en estar más focalizado sobre lo que se está realizando que el simple hecho de creer lo que se pudo hacer.
A veces las cosas se resumen en la simplicidad. En la tranquilidad de dos personas que se limitan a conversar sobre cosas banales, o sobre inquietudes personales.
A veces tan solo se resume en escuchar, en amar lo que uno dice, de la forma que lo dice y empatizar sobre su conjunto.
Es tan sencillo como creer en todo eso que se tiene delante, en observar, y decir: ¡esto es justo lo que quiero, de la forma que lo quiero!
Y cuando te miro a ti, cuando te veo expresarte, cuando entiendo lo que dices y lo comprendo a un nivel más elevado. Me siento cerca.
Cerca de abarcar un punto en el que todo lo que surja a continuación solo pueda ir a mejor.
Y esto es; justo lo que quiero, como lo quiero.
Ainara.
Vaya... Es curioso. Uno se despide de ti (por suerte solo por unos días), sale de tu casa, y se sube al tren...
ResponderEliminarY como siempre me abstraigo en el fin de semana: en como ha ido, qué es lo que más me ha gustado, qué podría haber hecho mejor... total, no hay cosas mucho mejores por hacer en ese trayecto. De todo ese proceso hay una serie de momentos que me llaman la atención, y son donde me quedo, los que analizo con consciencia y trato de comprender qué los hace tan buenos.
Y entonces llegas tu, primero con delicadeza y luego aquí, y parece que te hayas puesto de acuerdo con mi subconsciente.
Me encanta todo lo que has escrito, me halaga, y lo siento como un regalo. Me gusta que tu cabeza y la mía de alguna forma se parezcan y anden sincronizadas en las cosas importantes. Estoy feliz de ser tu pareja y de encontrarme a tu lado.
Gracias por otro fin de semana a recordar. Otro más, de los muchos que nos quedan.