Paso a paso

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Medito en silencio y me acepto, o al menos eso intento. Bloquear esa parte de mi que trata de fastidiarme constantemente. Y utilizar ese potencial que tengo de retener, procesar, ordenar y emprender, para algo positivo. El auto-control de ser quien quiero ser. Yo misma.

Pero un yo entero, que acepta lo que venga y que de alguna forma se repite eso de "lo que sucede, sucede". Sin trampas, sin colisionar sobre esas cosas dañinas. Pero como toda transformación, lleva un proceso.

Es así, que entiendo, y acepto que aquellas cosas que se dijeron en algún momento, fueron reales. Se dijo lo que en ese preciso instante se sintió, y no se pueden negar, apartar o hacer ver que jamás existieron. Todo era nuevo, diferente, algo inusual. Decir sin conocer de verdad.

Ahora bien, entiendo que el merito esta en el presente, en el aquí. En este momento en el que después de conocer todo lo que conocemos, después de la experiencia y el camino recorrido tras el tiempo. Se es capaz de decir esas mismas palabras, sabiendo que ahora tienen un significado. Algo más real. Más auténtico. Con la sabiduría, la forma de contrastar lo que ya conocemos y sentirlo de una forma mayor, porque cada día que pasa, a cada paso que dan las agujas del reloj, nos hacemos más sabios. Y con ello, el valor de las cosas adquiere su sentido.

Nadie dijo que sería fácil de entender, a veces simplemente la mente se cierra y solo vemos lo que  nosotros mismo nos proponemos. No todo siempre tiene que ser negro, ni blanco, ni gris.
Por eso hablo, hablo conmigo misma, y trato de escucharme, comprenderme y corregirme. Y entonces hay momentos, en los que la mente cede a mis palabras y entre abre su puerta para dejarse ayudar. Ver las cosas desde una claridad, y no la parte oscura de mi ser.

Paso a paso.

Ainara.




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