Me pierdo, en la inmensidad del mundo, en el vaivén de las palabras.
Pierdo el norte, el sur, el este y el oeste.
Pierdo la noción del tiempo, y después los segundos.
Pierdo de la respiración al subconsciente y dejo la mirada perdida también.
Me pierdo en la vida de Nathalie.
Estoy que no estoy, y al estarlo estoy viva.
Vivamente perdida, aquí o allí,
en un simple momento suspendido en el tiempo.
Me siento bien, terriblemente bien.
Y voy a seguir así. Perdida contigo.
Contigo-conmigo.
Ainara.
Que ganas tenía de leer algo tuyo, señorita!
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