"No"

No hay comentarios:
Hoy estaba leyendo un artículo de una de esas revistas que suelo comprar.
Llevaba como título Reivindicarse a uno mismo:"Ser adulto significa poner límites, defender nuestra postura y afrontar la pérdida de quienes no nos dejan ser quienes somos." y decía así:

El hombre ha hecho gala, desde siempre, de una dudosa virtud: la capacidad de engañarse a sí mismo. Por momentos todos actuamos como creativos editores de nuestras vidas presentes, pasadas y futuras, escribimos los guiones que mejor se adapten a nuestros sueños, que más se ajusten a nuestra convivencia o que justifiquen nuestras acciones. Inventamos, por hábito o imitación, mundos fabulados y utópicos, donde somos exitosos o buenos, héroes y mártires o, desgraciadamente, las víctimas injustamente elegidas por los Dioses para descargar sus conjuros más nefastos.

Nada tiene de malo soñar un poco, si uno es capaz de despertarse y diferenciar esos sueños de la realidad.

Ni siquiera somos fieles a nuestros recuerdos, que analizamos con una memoria que dista mucho de ser eficaz. Tanto más lejos, cuando pretendemos comprender los hechos con nuestra subjetiva y condicionada mirada o cuando, basándose en estos análisis, hacemos predicciones caprichosas que consideramos lógicas y esperables. Así, confundimos la parte con el todo, inventando un mapa que sostenemos con el simple y perturbador mecanismo de negar cualquier dato que no convenga a nuestro trazado.
Si este "mapa" de la propia realidad nos condujera a lugares positivos, creativos y constructivos, este editorial sería un lujo dialéctico, pero no lo es. Nuestro ser en el mundo está condicionado por ciertas falsas "verdades" sobre la vida y los demás que es necesario revisar.

[...]

Dejo aquí una llamada de atención. Sería bueno no renunciar en los momentos del "no", a nuestra capacidad de diferenciar sinceridad y crueldad, y a nuestra habilidad para hacer saber al otro que nuestro afecto o respeto no está en juego con nuestra negativa. Seguramente, frustremos sus expectativas, pero no por eso dejamos de tenerle en cuenta. Somos contundentes, pero no antojadizos. Privilegiamos nuestra necesidad, pero no despreciamos la suya. Que no estemos dispuesto a hacer su voluntad no significa que no nos importe lo que sucede frente a nuestro rechazo. 
Y con este conflicto resuelto, seamos claros y no generemos más confusión. Que nuestro "no" nunca sea descortés ni agresivo, pero tampoco postergador ni ambiguo. 
Y acaba con un poema titulado "No" de Hugo Finkelstein (psicólogo) que dice así:

No 
No es no, y hay una sola manera de decirlo. 
No. 
Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos. 
No, se dice de una sola manera. 
Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto. 
No. 
Se dice una sola vez, 
No. 
Con la misma entonación, 
No. 
Como un disco rayado, 
No. 
Un No que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín no es No. 
Un No que necesita de explicaciones y justificaciones, 
no es No. 
No, tiene la brevedad de un segundo. 
Es un No, para el otro porque ya lo fue para uno mismo. 
No es No, aquí y muy lejos de aquí. 
No, no me deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, 
ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo 
se pongan patas arriba. 
No, es el último acto de dignidad. 
No, es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes. 
No, no se dice por carta, ni se dice con silencios, 
ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, 
ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; 
ni con pena y menos aún con satisfacción. 
No es No, porque no. 
Cuando el No es No, se mirará a los ojos y el No se descolgará 
naturalmente de los labios. 
La voz del No, no es tremula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna. 
Ese No, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro. 
Y sólo quien sabe decir No puede decir Sí.




No hay comentarios:

Publicar un comentario