No hay perfección, sólo cada día un poco mejor.

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El otro día leí una entrada de uno de los muchos blogs que sigo, me impactó supongo que por la certeza en las palabras, porque yo no lo hubiera dicho mejor. Incluso me dió un poco de rabia no ser yo la autora de algo así, tan brillante. Tan auténtico. Me gusta.

Así que la comparto con el mundo y luego sigo, porque supongo que mi entrada tiene algo que ver con todo esto. Y como el plagio es algo que no va conmigo, prefiero la originalidad máxima, aquí lo dejo:

Maquillaje

Resulta curioso la cantidad de veces que nos ocultamos de nosotros mismos , intentando engañarnos, haciéndonos creer que en realidad nos escondemos de los demás.
Que si te pones las gafa de sol es para que no se te vean las ojeras, cuando lo que escondes es la vergüenza por aquel polvo de cinco de la mañana con el que despertaste ayer.
Te maquillas, y escondes tus inseguridades, te enfundas los cascos del Ipod y enchufas la música a todo volumen para no reprocharte aquello que hiciste hace unos días, quizá unos meses, y que aun no te puedes perdonar.
Y te gastas cincuenta Euros en una manicura y un peinado que solo enmascara tus miedos, y te tiñes el pelo, oh si, por qué no te lo cortas? Así nadie reconocerá a la chica del corazón roto que eres.
Sabes que duele, que incluso dolería menos si dejase de latir, pero aun así pensamos que cortarnos el pelo puede cambiar algo, que con el cabello que cae dejará de pesarnos nuestro pasado, que dejaremos de buscarle en otras caras u otros labios, o que ya no nos despertará mas el recuerdo de su olor en la almohada.
Y te despiertas, como de estos sueños tan reales en los que caes y caes al vacío, y aun así, apagas el puto despertador dispuesta un día más a comerte el mundo y entonces, miras al otro lado de la cama y te das cuenta que lo único que sigues queriendo comerte cada mañana es a él y recuerdas por qué siempre vas maquillada y nunca se te olvidan las gafas de sol al salir de casa.



En realidad y sobretodo las chicas, solemos pagar nuestros cambios de humor con el pelo. Cuando dices necesito un cambio radical en mi vida, lo primero es visitar la peluquería. Yo hoy opto por ver mejor y cortarme el maldito flequillo. A ver si de esta forma consigo ver las cosas con mas claridad, aunque de un tiempo para aquí cada vez que me he cortado el flequillo, ha venido una temporada mala. Igual que cada vez que abro la bocaza ocurre exactamente todo lo contrario si es bueno, y si es malo justamente lo que digo. Ley de murphy, la detesto. Pero esto son solo chorradas...

Me gustan los días como hoy, en los que hago mil y una cosas, trabajar bajo presión de vez en cuando no sienta mal, incluso diría que es cuando más disfruto. Adoptar posturas de admiración, de espontaneidad, de ser una misma y no tener la cabeza perdida en lugares desconocidos. Vivir ese preciso instante. 
Como la película del otro día...


¿Dónde estás? Aquí  
¿Qué hora es? Ahora  
¿Qué eres? Este momento

A veces las cosas más simples, resultan ser las más complicadas. Pero hay que armarse de valor, hay que hacerlo, y yo ahora mismo tengo ganas de pensar en mi. Intentar dejar todo lo demás a un lado, y centrarme en todas esas cosas que he ido dejando y casi se estaban desvaneciendo. Retomar antigüos hábitos o empezar de nuevos, corregir todas esas cosas que se me han ido de las manos y que no he sabido parar a tiempo. Respirar y vivir. Parece fácil ¿verdad?. Pues no lo es. Pero me repito y digo. Las cosas más simples, resultan ser las más complicadas. Complicadas si, pero no imposibles.

Los imposibles NO EXISTEN.


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