Eres lo que haces, no lo que dices.

No sé, no sé como empezar esto, ni sé que color va a tomar a lo largo de las palabras, no sé si es una reflexión de las mías, algo informal, o acabará siendo un de tu a tu. La verdad que me da igual, sinceramente.

Hay veces en las que soy fuerte y me siento grande, y otras en las que hasta el mínimo roce podría deshacerme, seguramente sea cosa de las hormonas. Nosotras siempre le echamos la culpa a ellas —eso seguro que es por las hormonas—, nos decimos y nos dicen. Otra cosa que me da igual.

Ya conoceréis esa expresión de "el que calla otorga", supongo que esto viene a ser un poco lo mismo, y ahora lo único que hay que hacer es dar por hecho, que las cosas son como pienso que son. 

Yo valgo mucho más que todo eso, muchísimo más que silencio. Ahora sé que lo tuyo eran garabatos en negro teñidos de ignorancia, letras coherentes entre sí, escasas de significado.

Te he estado sobrevalorando. Te vi distinto a los demás, en serio, por un momento lo creí. Pero, tus actos te delatan.

Ainara.