No sé

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Tengo la sensación de que cuando parece que al fin tengo un motivo que tranquilice mi nerviosa forma de ser. Vuelve ese toque de atención que me nubla la visión. Como si tuvieran mi corazón en un puño y lo sacudieran hasta el punto de notar como hierve la sangre por las venas. No, no tengo tal derecho a estar calmada. A pensar que todo está bien, que no hay de que preocuparse. Cuando me confío, zas, ahí esta otra vez ese estado tan inaguantable de ansiedad descontrolada.


Que no, que no creo que tan sólo se trate de valorarse, que no todo se arregla con un; sí, yo creo en mí y ya está. Hace falta algo más, seguro.

Hay algo que se me escapa.

Ainara.




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