Sensaciones sin control

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Una noche tranquila, una noche de calles vacías. Una noche en la que dedicarse a pensar, tras un día un tanto extraño y fuera de lo normal. 
Toda la fuerza, todo el empeño que ayer me acompañaba, se anuló por completo al cruzarse con su mirada. Detesto ese control que tiene cierta gente sobre mí. 
Decidida a dejar las cosas clara, a cortar con todo y a seguir con la vida que llevaba, todo eso se perdió al cruzar esa maldita puerta. No obstante cada segundo, cada minuto que transcurría, cada hora que pasaba junto a él, miles de pensamientos acechaban dentro de mi cabeza, y se ahuecaban entre los huesos de mi cráneo. Es todo mas complicado de que lo llegué a imaginar. 

Se trata de una persona, que no piensa en absoluto igual que yo, que no me ve como a mi me gustaría que me vieran, y es como soy. Que como anteriormente dije, no valora o no sabe verlo. Mi entusiasmo se debilita cuando ataca cualquier cosa que a mi un día me hizo o incluso me sigue haciendo feliz. No compartir gustos a veces está bien, porque siempre puedes abrir la mente a cosas diferentes. Pero por otro lado, no compartir gustos te lleva a decepciones como a las de hoy. Me dolió, que no supiera ver mas allá de lo que a simple vista se ve. Que no sepa indagar un poco mas, y se quede en lo superficial. Es triste, quedarse con el envoltorio de las cosas, cuando hay bombones rellenos de praliné con caramelo que quitan el sentido.
Parecía licor, pero te quedaste con la falsa ilusión sin saber lo que realmente se esconde tras de mí.

Y por otro lado, y no menos importante, está las muestras de afecto, los abrazos que transmiten mucho mas de lo que las palabras jamás conseguirán. [Tienen envidia]. Y sin embargo sus abrazos no me dicen nada. Es algo físico, que no comprendo, es algo sexual que no comparto.
Quiero más, siempre quiero más. La suma de las partes hacen de algo bello, superior, extremadamente orgásmico. Quiero eso, y no lo veo por ningún lado. Quiero sentir, y sobretodo quiero demostrar todo lo que se está perdiendo... con su maldita forma de ahuyentar el "amor", como si se tratase de algo enfermizo, que solo hace daño y estorba, y que la verdadera felicidad te lo da las cosas vacías de sentimiento, que te llenan dos segundos, y se pierden como la memoria de un pez. Normal que sea insaciable... si al tercer segundo, olvida lo que hizo en el primero. 
Hablemos de cosas de verdad. De cosas reales, que te llenan tanto que se desbordan, que se absorben y se rebasaren por cada rincón del cuerpo, que te estremecen y te erizan la piel. Los susurros, las caricias, las miradas, los gemidos, la respiración entrecortada... y todo lo que jamás has llegado a palpar. Y que te llevan a ese lugar donde yo si he estado... donde reside la felicidad extrema... y alargarlo hasta perder el conocimiento. Hasta perder el control.

No me conformo, para mi no es suficiente.

Ainara.


"Son tiempos difíciles para los soñadores."


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